Radio Súchil
Es una radio creada por mi para la desaparecida pagina de Casa Súchil. La mayoría de la musica son canciones que escuche durante los años vividos en Súchil. Da clic aquí para escuchar la Radio SUCHIL.
DE QUE COLOR ES EL VIENTO - PARTE I - Autor: Anónimo (Ir a leer la parte I)
Antes de retirarse la enfermera me dijo “a partir de este momento usted estará en completo ayuno, dentro de dos horas deberá de estar bañado y vendré a prepararlo”. De compañero de cuarto me toco un señor muy serio, sin embargo en unos cuantos minutos ya estábamos charlando amenamente, él había sufrido un infarto en la carretera y no tenía nadie que lo visitara, así que encontró en mi a un compañero que lo escucho y termino hasta darle consejos.
Estaba tan entretenido con mi compañero de cuarto que olvide que iban ir a prepararme, lo bueno era que ya me había bañado. Llego aquella enfermera guapa a la que había paseado en la silla de ruedas y me llevo en silla de ruedas a un cuarto privado, el resto de la historia es difícil de platicarlo, saco un rastrillo y cubrió la parte media de mi cuerpo con crema de afeitar, puso una navaja nueva al rastrillo y me dejo sin un solo bello de ya saben hecho, no lo pude evitar…. Me puse súper nervioso, lo demás se pueden imaginar a mis 19 años…. Ni modo… el cuerpo reacciona….
La operación fue rápida pero mucho más dolorosa de lo que me había imaginado, creo que fue un viernes, ese viernes fue fatal, con temperatura y alucinaciones que recuerdo aún, en mi mente veía un Santa Claus en su trineo descendiendo a una enorme velocidad, viniendo aparentemente a estrellarse sobre mí, pero al llegar a mi tomaba de nueva altura, jamás chocando conmigo, esto se repitió durante casi toda la noche.
El sábado me llevaron una grabadora de casetes y un buen número de cintas para escuchar. Ese día y el domingo los pase platicando con mi amigo de cuarto, recuerdo que le platique la historia de Julio Iglesias y el origen de la canción “La Vida Sigue Igual”, la historia esta coincidía un poco con la de mi nuevo amigo. Sin que me lo pidiera le puse esa canción y callados la escuchamos, recuerdo que los dos bajamos la cabeza, pero al terminar los ojos de mi amigo estaban inundados de llanto, solo recuerdo que me dijo “Chamaco me has dado una gran lección”, me extendió la mano y en ese estrechón de manos se despidió, habían llegado familiares por él.
Ese final de domingo la pase muy triste y pensativo, me había quedado solo en el cuarto y ya no tenía con quien platicar, la noche fue una de las más largas de mi vida, no pude dormir nada, afuera escuchaba a las enfermeras platicar y en la calle pasaban cientos de carros circulando a altas velocidades, mientras tanto enfrente de mi cuarto había un enorme anuncio luminoso de PEPSI, se prendía el color rojo, luego letra por letra PEPSI, luego se prendía el color azul, y esto se repitió toda la noche, cerraba los ojos pero mi cerebro seguía procesando el cambio de colores y el encendido letra por letra de PEPS I. Sufrí una pesadilla aún estando despierto.
El lunes en la mañana no sé a qué hora me queda dormido, de pronto escuche pasos en el cuarto, eran varios estudiantes de enfermería, sentía que cerca de mi estaba una de ellas, pero no quería abrir los ojos quería, seguir dormido, pero la curiosidad me gano, en la puerta estaba una linda chamaca de piel blanca y cabello rojizo, estaba hermosa la chamaca, mientras que la chica que estaba cercana a mi le decía a la que estaba en la puerta “Mira que paciente tan romántico, tiene música de la que nos encanta”.
Ya no pude evitarlo, abrí los ojos e inevitablemente fije mis ojos sobre esta chica. Ella era morenita clara de pelo negro negro y ojos muy brillantes y vivarachos, quizás hasta con cierto parecido a mi novia del pueblo, nos quedamos viendo fijamente y nerviosamente me dijo “Gusta que lo bañemos”, no gracias, respondí, yo puedo solo, apenada me dijo “Si algo se le ofrece aquí vamos a estar hasta las 2 de la tarde”, todo ese rato anduve de cuarto en cuarto muy pegadito de las chicas estudiantes de enfermería, cada que podía la chica morenita siempre volteaba a verme y yo a ella, pero luego rápidamente nos evitábamos desviando la mirada.
Como había andado de cuarto en cuarto había visto que varios pacientes tenían televisores, todos ellos de bulbos es decir televisiones viejitas. En una de esas escuche a uno de ellos gritándole a una enfermera para ver si se la prendía, como yo si podía caminar y andar por todo el piso me baje de mi cama y fui a prenderle la tele al señor, la prendí y vi que estaba fallando mucho, así que le dije quiere que le busque la falla y me dijo que sí. Conseguí un cuchillo en la cocina e hizo la función de desarmador, luego de encontrar la falla la corregí con tela adhesiva de la usada por las enfermeras. Como hacía calor andaba sin camisa en el piso, estaba súper flaco, aparte de que me tenían a base de gelatina y caldo de pollo, más flaco debí haber estado, así que el señor me da las gracias diciéndome “Gracias Tarzán”.
Los siguientes días me hice popular, los demás pacientes me gritaban “Tarzán, préndeme la tele por favor”, luego arregle otros televisores siguiendo con la misma herramienta y la misma soldadura, es decir tela adhesiva. Las mismas enfermeras iban y me decían “Tarzán el paciente de la cama XX requiere de tu ayuda”, y ahí va tarzán a arreglar la tele y de pasada ver las noticias o alguna de las novelas de aquel entonces.
De martes a jueves la historia fue la misma yo y la chica coqueteándonos, cada día ella iba y se despedía de mí, cada día nos entendíamos más, pero ella salía siempre huyendo cuando yo la tomaba de las manos, ella me decía que no, que la podía amonestar. El jueves llego mi médico y me dijo “Mañana te doy de alta, para que veas quien puede venir por ti”.
El viernes casi no pude ver a la chica, como a las dos fue a despedirse de mí, pero yo quería hablar de cosas más serias, pero ya no se pudo. Sobre un buro estaba mi alta médica firmada por el médico, pero el doctor ya se había ido. Suponiendo que nadie la había visto, me fui al baño y la hice pedacitos, arrojándola en el inodoro. Sábado y domingo fueron tranquilos, ningún médico se apareció por ahí, solo los médicos internos y las enfermeras, así que nadie me molestó. Dure de lunes a jueves escondiéndome del doctor, y siguiendo con las mismas coqueterías de todos los días. El jueves ya no me escape y al ver al doctor antes de que me dijera algo, le dije, ¿Doctor, cuando me va a dar de alta?, y me respondió, pues según yo ya te había dado de alta, pero ya te puedes ir y de nuevo me hizo otra alta, pero aún ahí lo condicione, oiga doc, pero me voy hasta mañana por que no le avise a nadie. Él estuvo de acuerdo.
El viernes no perdí la oportunidad e inmediatamente fui con aquella linda chamaca que ya desde hacía varios días me había robado el sueño. Con un miedo inmenso la invita a salir conmigo para dentro de dos semanas después. Ella acepta y nos pusimos de acuerdo de vernos afuera de catedral dentro de dos semanas. Antes de despedirnos nos presentamos por primera vez, le dije mi nombre e inmediatamente ella me dio el suyo, al escuchar su nombre me quede sumamente sorprendido y hasta un poco en choc, se llamaba igual a mi novia del pueblo.
Ese día me dieron raite para llevarme a la casa y me fui tremendamente ilusionado, fueron dos semanas larguísimas, en ese inter llegaron dos cartas de mi novia del pueblo, en una de ellas se cuestionaba que tanto más podía esperarme, por primera vez sus cartas no tuvieron respuesta inmediata, sinceramente no sabía qué hacer, pero lo que si sabía es que mi corazón ya pertenecía a otra chica, aun sin haberme correspondido aun.
Era 1976 y no había teléfonos en las casas, mucho menos celulares así que ni cómo comunicarme con aquella linda chica a la que ansiaba ver, los días pasaban lentos pero no hay fecha que no se llegue y yo a la 12:30 ya estaba afuera de catedral, la cita era a las dos de la tarde, me cambiaba de esquina, contaba cuantas personas entraban y salían de catedral, a la una el reloj del templo sonó y luego a las dos y la dama no llegaba, de pronto mi ánimo se fue al piso ya eran las 2:01 y nada, las 2:02 y nada, las 2:15 y nada, mil dudas llegaron a mi mente… y me preguntaba ¿Cómo ira a venir vestida?, ¿Cómo se verá sin uniforme de enfermera?, ¿Traerá el pelo recogido o suelto?, ¿Usará tacones o zapatos bajos?, ¿Llegara por la calle segunda, o la constitución?, miles de preguntas y cero respuestas. Cuando ya había perdido la esperanza mi mirada se dirigió hacia una enorme tienda que estaba frente a catedral y se llamaba Dorian's… en el otro extremo estaba ella, con una sonrisa de oreja a oreja corri hacia ella y ella hacia a mí, justo en medio de la calle y sin decir palabras nos dimos un tierno abrazo que jamás podrá olvidar.
Tomamos camino sobre la calle Constitución y nos fuimos caminando hasta la calle 4ª o 5ª donde al pasar por frente a un restaurante vi que su nombre era Restaurante Freddy's. Le pregunto te gusta la música de Los Freddy's, su respuesta fue inmediata de que sí. Luego concluí diciendo pues vamos a ver qué tan rico cocinan.
Comimos muy rico, creo que todo me sabia a gloria y todo marchaba sobre ruedas, la plática continua con un rico café, me dijo la música que le gustaba… adivinen, la misma que le gustaba a mi novia del pueblo, ya sabía que se llamaba igual y que le gustaba la misma música, parecía que dios me estaba trayendo a esta ciudad a mi novia del pueblo, luego continuo diciéndome que le gustaba confeccionar y elaborar su propia ropa… carajo igual que mi novia del pueblo, de pronto sin que me diera cuenta inicio una plática que ya había escuchado antes pero en los labios de otra mujer, era la historia de una película de dos niños cieguitos, etc.
Nunca la interrumpí deje que me contara la película, yo estaba extasiado, perdido y confundido, tantas coincidencias no las podía creer. Me acerque a ella y la tome de las manos y la vi fijamente, no dije una sola palabra solo la bese y ella correspondió, no había que decir nada, ese momento y los momentos vividos en el hospital nos habían unidos.
Ella fue una cura para mis heridas, aunque vivía con una familia en una pequeña casa, aunque trabajaba con más de 450 personas en una fábrica, aun así me seguía sintiendo solo, desde ese momento mi vida cambio, a la ciudad la veía más bella y radiante, el futuro lo veía muy prometedor, el buen ánimo y la motivación la sentía por cada uno de mis poros, nuevamente sentía que la vida tenía sentido para mí, que mis tristezas y nostalgias aunque regresaran ya no me harían el mismo.
Con ella viví 5 años de una hermosa relación, una relación de mucho amor y comprensión, sin embargo la felicidad no dura toda la vida y uno de los días menos pensados, tomamos caminos y rumbos diferentes, la separación parecía no haber repercutido mucho en mi ánimo, sin embargo pronto me di cuenta de que me hacía mucha falta, quizás yo a ella también, un año más tarde regresamos por un período relativamente corto, tiempo después, de manera definitiva nos dijimos adiós.
De mi novia de Súchil pues ni que decir, aunque la relación duro menos por las circunstancias ya comentadas, tengo que decir que ni un solo día de mi vida he dejado de recordarla y de bendecir a ella ya los días felices que con ella viví. Fue parte importante de mi vida y jamas podre olvidarla.
Mi vida ha sido feliz y llena de muchos logros y satisfacciones, pero debo reconocer que hay días de mi vida en los que de pronto el mundo se detiene para mí y regresan a mi mente aquellos bellos momentos de una época pasada y me sigo preguntando…. ¿DE QUE COLOR ES EL VIENTO?
DE QUE COLOR ES EL VIENTO - PARTE II - Autor: Anónimo (Ir a la parte II)
En una visita que hice a mi pueblo cuando yo cursaba la prepa en Durango, llegando al pueblo quise salir a caminar, me hice acompañar de un primo un poco mayor que yo y fuimos caminando por toda la Avenida del trabajo deteniéndonos continuamente para saludar amigos o familiares que nos encontrábamos en nuestro camino.
Una parada más fue para saludar a una querida amiga quien en aquel entonces estaba trabajando en la tienda de la Conasupo, justo enfrente de la estación del ferrocarril. Estábamos platicando animadamente cuando vi pasar a una chica muy guapa y muy bien vestida, recuerdo que le dije adiós guapa… y sin pensarlo dos veces salí de la tienda a saludarla, dejando en la tienda a mi primo, que amablemente me acompañaba, ella lucia hermosa y radiante, a sus 17 u 18 era ya una hermosa mujer.
Tenía mucho tiempo sin verla, de hecho eran quizás varios años. Ese encuentro fue inolvidable, la acompañante rumbo a su casa, pero amablemente le pedí que camináramos con otro rumbo antes de llegar, ella acepta y juntos caminamos por aquellas empedradas calles de nuestro pueblo. Las horas fueron pasando y seguimos juntos, el sol en el horizonte torno en rojiza aquella tarde, que inevitablemente se entendía que estaba por caer la noche y digo que inevitablemente por que hubiera querido que las horas se hicieran más largas, quería pasar más tiempo con ella, el pueblo poco a poco fue tornándose más apacible, a lo lejos se escuchaba el cantar de algunos gallos, el rebuznar de algún burro y de vez en cuando el ruido de alguna camioneta o automóvil circulando por aquellas antiguas calles empedradas de nuestro querido pueblo.
No lejos de su casa nos sentamos sobre una barda de poca altura hecha a base de adobes, de pronto ella con una ternura muy especial comenzó a platicarme una película que yo no había visto y que a ella le había encantado, esa película hablaba de dos niños que se conocieron en la primaria y que se hicieron grandes amigos, ellos eran cieguitos, la niña era una perteneciente a una clase media alta, mientras que el niño era proveniente de la más pobre periferia en el Distrito Federal. Platicamos de la música que nos gustaba y muchas cosas más. Poco a poco íbamos encontrando demasiadas coincidencias en nuestros gustos lo cual hacia que cada minuto que pasaba sirviera para hacernos sentir que entre nosotros ya había nacido algo mucho más fuerte que una simple amistad. Aunque habíamos cursado juntos el tercer año de primaria, la verdad es que nunca antes habíamos cruzado la palabra.
Dentro de aquel bien combinado atuendo que vestía, ella traía en su cuello una colorida máscara que la hacía ver más elegante, recuerdo que se la pedí para ponérmela yo. Mientras ella seguía hablando recuerdo que se bajó de aquella barda en la que estábamos sentados, quizás pensando ya en tomar camino rumbo a su casa, se voltio hacia mí que aún permanecía sentado sin ganas de bajarme y continuar platicando un rato más, sin pensarlo, tome la máscara de los extremos y en un movimiento de nuevo la coloque en su cuello, pero sin haber soltado los extremos de aquella máscara jale su cabeza hacia mí, dándome un enorme y tierno beso al que afortunadamente amablemente correspondió, mis piernas sé que estaban temblando y sentía que el corazón se me salía del pecho, no si ella lo sabía o no pero sentía cierta vergüenza por haberlo hecho de esa manera pero por otra parte de momento me sentía un conquistador.
Juntos vivimos momentos inolvidables por un muy buen número de meses, hasta aquel agosto en que nuestras vidas dieron un irremediable cambio cuando yo tome camino rumbo a otra ciudad.
Dejar mi pueblo fue un hecho deseado, pero sumamente doloroso, en mi pueblo se quedaba mi madre, mi abuelita, mis familiares, una novia a la que adoraba, y un baúl de recuerdos de momentos felices vividos en aquel pequeño pueblo de Durango.
MI nueva ciudad de residencia fue benévola conmigo, llegue entre semana y para el siguiente lunes ya tenía trabajo en una muy importante empresa. El trabajo me mantenía sumamente ocupado, lo cual me ayudaba un poco a hacer menos dolorosa esa nostalgia que ahoga mi alma.
A mis 19 años conocí lo que es estar totalmente solo en una ciudad que no conocía. Todo era diferente, el tamaño de la ciudad, sus costumbres, su arquitectura, vamos… hasta la forma de hablar.
Para colmo, aquellos 100 pesos que me quedaron eran todo mi capital. Ahora que veo en retrospectiva ese momento, me pongo a pensar que hubiera hecho si me hubiera ido mal, con 100 pesos no podía haber sobrevivido más de 2 días. Pero dios es grande y mis ganas de salir adelante me mantuvieron firme aun en aquellos momentos difíciles.
Por un tiempo estuve recibiendo cartas de mi novia de Súchil, era un día de fiesta recibirlas, igualmente le mandaba cartas con la misma frecuencia que como las recibía. Sus cartas eran un bálsamo que curaba mis heridas, mi angustia y mi soledad, escuchando cualquier canción que llegamos a escuchar, me hacía recorrer cada uno de los hermosos momentos que pasamos juntos. Varias ocasiones sentí la necesidad de regresarme o ir por ella, pero a mis 19, era apenas un chamaco inmaduro y sin experiencia de la vida.
El 25 de diciembre visité a mi mamá y mi novia en aquel frío invierno duranguense, fueron unos días hermosos e inolvidables, llenos de promesas y sueños, que irremediablemente siempre terminarán de nuevo en despedidas iguales de dolorosas.
En enero fui al seguro para que me dieran algún medicamento contra un dolor de espalda que traía, mi larga época de portero de aquel “Deportivo Hernández, nuestro equipo de la colonia” quizás me estaba cobrando la factura, me dieron medicamento pero además traía una pequeña fístula que me incomodaba a lo que el doctor sin mayor miramiento ni duda dijo “Hay que operarla”, el doctor vio mi sorpresa y me aclaro que era una operación rápida y de poco riesgo, me programa creo que para el mes de marzo.
Un día antes de la operación llegue al IMSS para ser internado, no me quisieron aceptar sin la presencia de un familiar, después de decirles que no tenía familia en esta ciudad y pedir autorización a la administración del IMSS, aceptaron y guardaron mis cosas.
En menos que me lo esperaba y ya vistiendo una pequeña bata llega una joven enfermera y me pide que me sienta en una silla de ruedas, yo le respondí que no era necesario, pero ella me dijo que era parte del protocolo, rápidamente en un pequeño descuido hice que ella se sentara en la silla de ruedas y rápidamente tomamos camino, la pobre chamaca solo me dijo, “deténgase por favor, me van a regañar”, claro que no le hice caso seguí, pero cuando la vi angustiada me detuve y me senté para que ella me llevara a mi cuarto en el piso dos o tres, no recuerdo bien.
DE QUE COLOR ES EL VIENTO - PARTE II - Autor: Anónimo (Ir a la parte II)
Write comment (0 Comments)Cuento para niños de mi propia expiración como siempre empieza esta era una mama gorrión que criaba a su hijo gorrionsito un día la mama gorrión de otro gorrión se enamoro y con el voló dejando solo a su hijito. El lloro y lloro tanto que al moverse callo del nido. En eso paso una gallina que en su pico llevaba una lombriz para su único pollito que crió, pero el gorrionsito le pillo con dolor, que se la entrego.
Al día siguiente la gallina temprano se levanto. La historia se repitió, a su regreso se sorprendió porque al gorrión en el mismo lugar encontró, pero en esta ocasión solo la mitad de la lombriz le dio, la otra mitad a su pollito se la llevo.
Así el tiempo trascurrió, el gorrión voló pero no se fue por mucho tiempo, voló al rededor de la gallina y del pollito que ya estaba grandecito. Un día que la gallina se descuido, del cielo un gavilán bajo con su veloz vuelo para comerse a su pollito, pero el gorrión de un tapial lo miro y al gavilán se le atravesó en su vuelo al momento que iba a tomar al pollito, resultado de que el gorrión quedo muy mal herido pero evito que el gavilán se llevará a su hermano el pollito.
La gallina se había dado cuenta lo que avía pasado pero no llego a tiempo, con su pico levanto el gorrión mal herido y ella lo cuido. Con el tiempo ya sano y maduro el gorrión se enamoro, pero antes de emprender el vuelo le juro a mama gallina que volvería.
Pasaron meses y años y un día en un árbol frondoso se detuvieron cientos de gorriones, toda la descendencia que el gorrión que se avía ido y que avía regresado y la mama gallina lloro de alegría al abrasarlo y su hermano pollito en gallo con un gran plumaje se avía trasformado que al abrasar a su hermano levanto el pico al cielo y dijo ki ki rri kiii.
FIN.
Repito lector es cuento para niños y lo acabo de inventar
Nota: Tomado del Facebook de Norberto Ortiz (Hace algunos ayeres).
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DON AGUSTIN RUEDA
Preguntando a mi abuelo, me contó que hace muchos años, tantos que tiene dificultades para recordar; un día llegó Don Agustín Rueda a Súchil y vivió con su familia en la última casa que había en esos años en la calle que al terminar se convierte en camino hacia las Presas y que ahora se conoce esos rumbos como colonia del Pilancón.
Don Agustín hombre trabajador, se dedicaba a diversas actividades; reparaba calzado, elaboraba dulces de leche, melcochas, trompadas, conos, etc. que vendía en el pueblo ayudado por sus hijos, anunciaba y daba avisos recorriendo las calles valiéndose de una bocina, era quien hacia versos para los judas el sábado de semana santa; buen orador y escribía discursos para algunos políticos del pueblo y fue reportero del periódico El Sol de Durango.
Hombre agradable, alegre, se dio a respetar por su don de gente, por su honradez y laboriosidad y lograr una familia de profesionistas y a juicio de mi abuelo, dio ejemplo de buen padre, responsable y dedicado por completo a su familia y a su trabajo. Mi abuelo lo conoció en
la Escuela Mercantil `` Pedro Chávez`` de la ciudad de Durango, donde estudiaron.
Don Agustín, un hombre que se ganó el respeto de las gentes de Súchil.
Entre los dos misioneros de la izquierda se ven las caras de dos mujeres y la frente de una mas. La segunda es mi abuelita Antonia Ortiz (La de enmedio). Todos sus nietos la llamábamos "Mamá Toña". Se que hay muchas personas muy conocidas de esa época, desgraciadamente no recuerdo sus nombres.
Write comment (0 Comments)Pregunta(s) : ¿Cuál es su nombre? R = Roberto Mijares (Hijo del tío Epitacio Mijares).
Write comment (1 Comment)COBARDÍA
Era muy tarde en aquel día
cuando en la calle la vi pasar
Mire sus ojos y me miraron
Cosa curiosa no puedo hablar.
Tenía ya tiempo de no mirarla
Y cuando lo hice quise saltar
pero mis piernas no respondieron
mi corazón no aguanta más.
Quise gritarle con toda el alma
pero con prisa la vi pasar
cerré los ojos con mucha fuerza
Mientras pensaba "después será".
Write comment (0 Comments)A través de este poema de amor el autor refleja el motivo de su felicidad presente. De nuevo, su amada es el motivo de su dicha. Y, concretamente, la razón es un intercambio de miradas con la misma. Para describir sus sentimientos el autor introduce elementos de la naturaleza.
Hoy la tierra y los cielos me sonríen;
hoy llega al fondo de mi alma el sol;
hoy la he visto…; la he visto y me ha mirado…
¡Hoy creo en Dios!
Pregunta(s) : ¿Cuál es su nombre? R = Carolina Camarillo Gomez