Morir en domingo de resurrección - Una mala experiencia
- Categoría: Súchil
- Publicado: Lunes, 18 Abril 2022 10:21
- Escrito por Super User
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- 18 Abr
En días pasados publique un articulo en el que comente que mi madre murió un 5 de abril de 2015. También comente que es día es muy fácil que se me olvide, sobre todo a estas alturas en que la mente empieza a provocándonos enormes lagunas a donde arrojamos hechos que no queremos recordar o quisiéramos olvidar.
Pero cada sábado santo de cada semana santa estará presente en mi vida por que fue el último día de existencia de mi querida madre.
El viernes santo le pedí a mi prima Lola Gálvez que me apoyara consiguiendo un sacerdote para que le aplicara los santos oleos, ella como siempre me dijo «No te preocupes yo consigo uno mañana», mientras durante el día yo prepararía un pequeño altar. Hago la aclaración que ya en otra ocasión mi mamá ya había recibido los santos oleos y recibido la eucaristía.
El resto ya lo comente anteriormente fue frustrante ver como los siervos de Dios se negaron a acudir a visitar a mi mamá, se que quizá todos estaban cansados por las actividades de semana santa, pero nadie, en ningún templo ni de Tijuana ni de Tecate aceptaron acudir, algunos templos permanecieron cerrados, otros desconectaron sus teléfonos y los que si respondieron pusieron cualquier pretexto para no acudir. No quiero influenciar a nadie, soy católico, soy creyente y aunque voy a hablar de algunas experiencias que no fueron gratas, mis creencias no cambian, ni cambiaran. El 22 de abril de 2006 murió aquí en Tijuana mi prima María Eva Gálvez Montes, pero recuerdo que igual en todo Tijuana no se encontró un sacerdote, pero en el caso de ella si se consiguió uno en Tecate.
Cuando viví en Súchil y gracias a la amistad desde niñas entre Conchita Pérez Falcón (Sobrina del Sr. Cura Don Guillermo Marín Arroyo) y mi mamá y la relación de toda la vida con la familia Donatlan Pérez y el padre «Memo» quiero decirles que desde mi llegada a Súchil a la edad de 3 años mis primeros amiguitos fueron (Gloria, Luly y Alvaro los niños que eran mas cercanos a mi edad, Gloria de 5, Alvaro de 3 y Luly de 2 aproximadamente), el resto de hermanos de menor a mayor eran Rigoberto, Jose Luis, Carlos y Guillermo, había uno mas pero lo conocí hasta varios años después, su nombre es Héctor. Todos ellos fueron para mi como hermanos y como tal me han tratado siempre. Fui yo el loco que a mis 17 o 18 años alborotado por otro compañero de preparatoria decidí trabajar y ganarme la vida en otras latitudes y mi amigo me decía «Tijuana tiene muchas maquilladoras del área electrónica en la que podemos trabajar y en las tardes estudiar ingeniería electrónica». A los 19 termine la prepa, mi amigo a la hora buena «se rajo» y fue con otros dos amigos con los que emprendí la aventura de volar rumbo al norte (Aquí aclaro que nunca tuve intención de migrar a USA solo a Tijuana, de hecho en agosto cumpliré 46 años en esta querida ciudad ).
No obstante su ya avanzada edad el padre Marín jamas se negó a acudir a aplicar los santos oleos a cualquier moribundo o enfermo que lo requiriera incluso en altas horas de la noche o en las frías madrugadas de nuestro pueblo. No entiendo como ahora sacerdotes jóvenes con toda la energía y llenos de vida como decimos en el pueblo se excusan en un «yo solo atiendo hasta las 5», «llame a otro templo», «esa área no me corresponde», etc. etc. Pero en fin, son otros tiempos y otras generaciones.
Recuerdo que cuando el Sr. Cura Marín acudía a dar algún servicio en muchas ocasiones lo acompañaba alguno de sus sobrinos, Don Jesús García, Don Jesús Barrón e incluso en una o dos ocasiones me toco acompañarlo, solo recuerdo que le ayudaba a cargar sus cosas y por el camino tocaba una de las pequeñas campanas que se usaban en la iglesia en las misas y rosarios. Hago la aclaración que quizá por mi edad el nunca me dejo auxiliarlo en el momento de aplicar los santos oleos, me decía «Aquí espéreme» (Afuera de la casa del enfermo).
No es mi intención poner en mal al sacerdocio tijuanence, pero si fueron dos muy malas experiencias que me dolieron mucho.
Sin embargo todas las bendiciones recibidas al estar ligado al Sr. Cura Don Guillermo Marín Arroyo y la familia Donatlan Pérez me son suficientes para continuar con mis creencias y dar gracias a Dios por haberme dado muchísimo mas de lo que necesito y que quizá merezca. Los sacerdotes son igualmente seres humanos y en muchísimos casos (la mayoría muy buenas personas) . En su momento contare dos historias increíbles que mi madre vivió. Y digo increíbles por que la primera yo no fui testigo y sentí que la persona que me lo contó exageraba, en la segunda no lo pude evitar, se me salieron las lagrimas. Ya se los contare.
¿Quienes son? - Y ya que estoy hablando del Padre Marín los invito a que me digan quienes lo acompañan.
RESPUESTA:
Tengo dudas de las dos primeras personas.
De pie de izquierda a derecha: Eustolia «X», «X» Moreno, Carlos Donatlán, Conchita Pérez, Conchita Flores, Jesús Barrón.
Sentados de izquierda a derecha: Adela García, Sr. Cura Guillermo Marín Arroyo, Conchita Gálvez.
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