La naquez aflora; la soberbia tambien - Articulo de Felix Hernández García
- Categoría: Súchil
- Publicado: Viernes, 18 Febrero 2022 14:18
- Escrito por Super User
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- 18 Feb
La naquez aflora; la soberbia tambien
Quítate ese sombrero de espantapájaros y túmbate esos tres pelos que tienes como barba amigo. Hay que tener más clase cuando se va a pedir un favor, con esas fachas nadie te va a fiar nada; sentenciaba don Luis “el sordo” con una sonoridad aguda y autoritaria al tiempo que dirigía su mirada hipnotizadora hacia un humilde y joven campesino cuyo semblante daba la sensación de estar presenciando su propio sepelio.
“El Guipis” apodo asignado por el populacho a aquel potentado que durante la primera mitad del siglo XX fue propietario de una de las únicas dos grandes tiendas que existían en el pueblo y cuya prepotencia histérica se complacía en humillar a aquel pobre desdichado que tuvo la necesidad o inocencia de acudir a aquel lugar a pedir algo fiado ( a crédito).
Aquella tarde mi primo y yo; que habíamos ingresado a aquel indigno tendajo a comprar unas tachuelas, auscultábamos con detenimiento y temor la expresión del rostro de aquel infeliz muchacho que con la rusticidad lamentable de un indio en tiempos de la inquisición, solo se encogía de hombros sonriendo tímidamente.
Después de un rato y olvidándose de la ingenua petición de aquel joven se dirigió a nosotros que ya casi leyendo el movimiento de sus labios, observábamos como con malévola sonrisa se frotaba aquellas pálidas y deformes manos martirizadas por la artritis.
Recargado; casi recostado sobre el mostrador que era tan bajo como su ombligo se nos quedó mirando pícaramente con aquellos ojillos de lacrimales rojos y pupilas de pescado enfermo. -Y ustedes que quieren? Ya los vi salir de la tienda del “Tepocate”(el dueño de la tienda de enfrente ) ; advirtió. Nosotros después de cruzar miradas breves y discretas guardamos silencio, no sabíamos cómo reaccionar ante la presencia de aquel personaje prepotente y radicalmente imbécil, que desde la tribuna de su mostrador agitaba enérgicamente el dedo índice al tiempo que lanzaba nuevamente la misma pregunta: -Que; que, quieren tarugos!; o están sordos? [continuará] J.F.H.G.
NOTA: Articulo publicado en la desaparecida pagina de Casa Súchil
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