Mi chamarra de tigre
- Categoría: Súchil
- Publicado: Jueves, 06 Enero 2022 18:01
- Escrito por Super User
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- 06 Ene
Estando en la preparatoria en Durango ya me sentía adaptado a la ciudad y eran pocas veces al año a las que podía ir a Súchil a ver a mis familiares, en vacaciones me encantaba ir a apoyar a la familia en las labores del campo y si se podía trabajar algunos días para Don José Juárez o para el Sr. Hernández al que apodaban el borrego, con ellos había un sueldo diario, con mi familia no.
Eran los primeros semestres en la prepa y el invierno era realmente frío, recuerdo que antes de que llegara el invierno mi madre compro un saco de mujer que parecía piel de tigre, a mano lo corto y de un saco de mujer confecciono una chamarra realmente calientita, ese invierno no pase frío y me encantaba ponerme mi chamarra, aunque sabia que estaba hecha de pedazos de un viejo abrigo.
Una mañana una compañera no perdía de vista todo lo que yo hacía, en una de las últimas horas se sentó dos asientos cercanos al mío y en un tono muy suave me dijo "Si sabes que tu chamarra es de mujer?" desconcertado y sin saber que responder le dije "No, no es de mujer" y me recalco "Yo soy de los Ángeles California y solo en mujeres he visto este tipo de tela", sintiéndome apenado reaccione y le dije "Mi madre no quiere que pase frío y compro un abrigo usado el cual creí que era para ella, pero por el contrario en lugar de ella usarlo lo descosió y a mano hizo esta chamarra. Es verdad yo dudé en usarla, pero sabiendo el sacrificio que ella hizo para comprar el abrigo y a mano cocer esta chamarra, decidí usarla, por que al usarla siento sobre mi pecho y mi espalda el calor de mi madre protegiéndome del frio".
Recuerdo que de los hermosos ojos de aquella compañera que estaba frente a mi rodaron gruesas lágrimas, tomo mi mano y apretándola me dijo "A mi lo que me sobra es ropa, el dinero que me manda mi madre me sobra y hay meses que no se en que gastarlo, pero contrario a tu madre que aunque humildemente y sin recursos quiere que no pases fríos, yo recibo de mi madre cada mes un telegrama con dinero suficiente pero sin un mensaje de aliento, ni de cariño, solo un para tus gastos del mes".
La vergüenza que en el principio había sentido se convirtió de pronto en orgullo, me sentí orgulloso de mi madre, de sus sacrificios, de su amor, de sus preocupaciones por mí. En fin, me sentí afortunado de tener una madre como la mía. Gracias mamá, ya no estás conmigo físicamente, pero diario doy gracias a dios por un día más y por todos los días que me premio con la presencia de mi madre.
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